La palabra es...

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sábado, 31 de julio de 2010

Hacer el amor sobre papel


Sobre papel y con puntillas de carbón, el poeta plasmó sus añoranzas; aún ignora su propio deseo carnal.


Tallones en el papel


El papel y el lápiz están haciendo el amor, de sus apasionadas caricias germinan coplas que coadyuvan a la melodía sensible del palpar de sus pechos. Los gemidos en el brío de la pasión susurran imágenes desconocidas en el canto del gorrión. Mares ardientes rompen sus olas en las anchuras del papel y manuscritos de versos sin sentido incitan al lápiz a que plasme su retorcida imaginación en papiros desterrados por las viejas culturas.

Olor a vergüenza ronda por la textura del lápiz, pues de él han escapado equivocadas frases.

El papel derrama lágrimas, duros tallones sobre su tersa piel tratan de esfumar los desaciertos que le queman. Impaciente por desvanecer las erratas despedaza su magullado cutis, ahora tendrá que volar al cementerio de los sueños.

El luto durara poco para el lápiz, un nuevo amante emergerá de donde han provenido los últimos cien papeles con los que ha fornicado, al poeta la inspiración se le ha escondido en la tenebrosidad de la noche.



Anhelo de venganza


De mil sueños has escapado; protagonista de cuentos deteriorados por el aire.

El adiós profetizado por Eros ha desgarrado mi espíritu. Con la fragancia a muerte y sosegado por lo atroz del desengaño he suplicado ser aprisionado por la sombra de la venganza.


¡Oh Némesis, soberana de la venganza! Considérame un devoto adorador de tu magnanimidad. Apelo a tu misericordia y clemencia para que hagas escarmentar al contoneo libidinoso de la más desmoralizada sustancia. Con puntillas de carbón: escribo tu oración, gratifico tu atención y sustraigo los caducos deseos carnales.

La respuesta de Némesis:


Sus desprecios serán pagados con la muerte. Castigos de perdición tendrá, al abismo partirá deseosa. Caronte sólo está, acompañante él también apetece. Cogerá de él las caricias que te ha negado, derramará llanto hasta implorar por tu paz que despreció y pagará con su cuerpo el viaje a su deceso. Fornicará con el barquero hasta que satisfaga la carne de éste.

Las puntillas de carbón se agotaron por tanto escribir, por el cielo van volando y deseando jamás volver al sollozo desafecto.

Adiós para siempre.

1 comentarios:

Un tipo dijo...

Aaaah. Pero las palabras y el papel son inmortales </3