La palabra es...

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jueves, 1 de julio de 2010

Amada Princesa


Zarina deambulaba bajo la lluvia. Las lágrimas le brotaban con un dolor sobrehumano y mojaban más sus mejillas que la misma tempestad. La mente de Zarina yacía en pensares suicidas y suplicas banales. El caminar de esta mujer era adornado por una helada neblina que le impedía observar el camino, por eso era inevitable que un tropiezo la hiciera caer en un charco de agua; no tardó mucho en desplomarse en un lodazal. Las lágrimas seguían saliendo ahora con mayor fuerza, no obstante, la dramática escena fue interrumpida cuando una voz suave le pidió que tomara su mano.


–Levántate princesa de tersa piel, adorable sonrisa y mirada radiante de dulzura.

Zarina se negaba a responder a tan extraña cortesía, sin embargo, la voz suave seguía insistiendo en brindarle su ayuda.

–Coge mi mano y déjame limpiarte tu enternecedor rostro.

Transcurrieron unos minutos sin que se dijeran una sola frase, sólo las gotas de lluvia irrumpían el silencio; la mujer no sabía que responderle, la desconfianza era parte de aquel sigilo. La calma de aquel instante fue cortado cuando la lluvia arreció, pero ni siquiera con el aguacero la silueta que extendía una mano a la mujer dejaba de hacerlo. Zarina convencida de que verdaderamente la sombra quería ayudarla decidió tomar su mano.

Con la mirada baja agradeció la ayuda al extraño y salió corriendo sin ningún rumbo. Después de haber andado por un largo tiempo encontró refugio bajo unos portales en donde la mayoría de los vagabundos buscaban protección de las inclemencias del clima. Los pensares en ese momento eran enfocados en aquella sombra que le había auxiliado, creía que quizás era un policía, sin embargo, de lo único que estaba segura era que se trataba de un hombre porque su mano era fuerte y algo áspera, además, la silueta manifestaba una complexión varonil. Por estar meditando tanto en el misterio de aquel hombre ya había olvidado el motivo por el cual estaba fuera de casa.

Permaneció en un rincón oscuro de aquellos portales, pérdida entre sus meditaciones, ya no le importaba la fría brisa ni el miedo de estar rodeada de gente extraña. Apenas el sol asomaba sus primeros rayos cuando Zarina se encaminaba de regreso a casa, si bien, no recordaba el pesar que le acongojaba, sabía que estando en su hogar podría recapitular de nuevo su vida.

Abrió la puerta de su casa y cayó de rodillas, el rostro se le humedeció nuevamente por las lágrimas que simulaban un río por tanto llanto. Volvió ese dolor a su pecho, comenzó a lamentar su desdicha y jalaba de sus cabellos casi al grado de arrancárselos. Zarina vivía sola. La soledad se había convertido en su única compañera, había llenado con olor a abandono todo su hogar. Ya se había cortado las alas, se había anidado en su garganta y había terminado con todo interés pasional.

La desdichada mujer se dirigió a la cocina para comer algo. Ahí miró un sobre que se encontraba en el comedor y lo tomó, sin embargo, estaba indecisa en abrirlo, sospechaba que no contenía algo muy grato para su estado anímico así que presurosamente lo dejó de nuevo en el lugar de donde lo había tomado.

Estaba fatigada y sucia, así que sus deseos en ese momento eran ducharse y dormir un poco. La intriga le hacia dar vueltas en su cama, los párpados se le cerraban de cansancio, sin embargo, no lograba conciliar el sueño. Pensaba que quizás el sobre podría contener algo importante, con la noción de que más desdichada no podía ser se levantó de la cama y se dirigió al comedor.
Ahí estaba el sobre, parecía tan inofensivo pero a la vez emanaba una enorme tensión. Zarina abrió el sobre, en él una pequeña nota:

Querida princesa he estado muy triste ya que te veo llorar a diario y cada vez es más cruel tu desdicha. Eres una hermosa musa que me inspira a escribirte poemas que sanen tu desgracia. Recuerda que a veces la soledad quiere estar acompañada. Amada rosa de dulce olor me despido no sin antes recordarte que aunque no estemos juntos las ansias de comerte aumentan a cada segundo.

Atte.
El trovador de tus sueños

P.D. Espero no te estés enojada por no haberte
seguido anoche pero creo que querías estar a solas.

La pequeña hoja cayó de las manos de Zarina, no entendía que significaban aquellas palabras. Suponía que la silueta que amablemente le brindó su ayuda había estado en su casa y le dejó aquella nota. La intranquilidad la invadía ahora cómo se sentiría segura al parecer había alguien que la vigilaba. Pasaron varias semanas sin que tuviera noticias de aquel trovador que le escribió tan misterioso mensaje, durante ese tiempo había podido dormir poco, casi no comió y sentía que crecía cada vez más su infortunio. A diario paseaba por el jardín de su casa y pasaba el tiempo pensando en aquellas palabras de la sombra desconocida. Cavilaba en escribirle una nota al trovador, sin embargo, nunca podría estar segura que la recibiría pues eso sonaba bastante imposible.

Las esperanzas de recibir otra carta de aquel enigmático hombre comenzaban a diluirse. A diario revisaba cada rincón de su casa para descartar que no hubiese otro sobre, cuando comenzaba a hundirse en la desesperación por la falta de noticias del trovador, en un pequeño recoveco encontró un sobre de color verde, en el frente con letras rojas estaba escrito: Amada Princesa. Zarina no dudó en abrir el sobre, el anhelo por saber lo que había en su interior era mayor que cualquier otra cosa. Suspiro al encontrar un pequeño y arrugado trozo de papel, lo tomó entre sus temblorosas manos y se sentó en un sofá dispuesta a disfrutar de tan esperadas palabras:

Amada princesa te he visto pasear por tu jardín con una enorme preocupación por no saber de mí, aún no tengo el valor de presentarme ante tu persona, el miedo de un rechazo me lo impide, sin embargo, cada instante aumentan las ganas de poder declamarte los miles de versos que he compuesto para ti. Lo único que te puedo decir es que estoy muy cerca y jamás he dejado de ver tu pestañear que enaltece a tus ojos de miel. Busca una luz, un secreto en tu baúl o cualquier cosa que te ayude a creer en mi amor.

Atte.

El trovador de tus sueños


P.D. Las flores más bellas se marchitan sin el sol así pues tu belleza se opaca sin el calor de mi
corazón.

Esta vez tomó la pequeña hoja y la estrujó en su pecho, sentía una emoción que nunca había experimentado. Comenzaba a ilusionarse con la idea de que pronto conocería al trovador que le escribía tan bellas palabras, sin embargo, no podía ignorar sus ansias por saber más de aquel hombre. Guardó el sobre en el mismo lugar en donde había dejado el primero, y con el ánimo renovado salió a pasear en el jardín; era tan diferente esa caminata que disfrutaba de la brisa y del canto de los pájaros.

Volvieron a pasar varias semanas sin que el trovador diera alguna señal, Zarina comenzaba a ser presa de la desesperación. Se preguntaba a diario si se trataba de alguna broma y todo el tiempo rezaba porque su enamorado se presentara ante ella. Una linda mañana mientras se encontraba en medio del jardín disfrutando del canto de las aves y de un agradable viento, un enorme cuervo interrumpió el hermoso canturreo de las pequeñas aves y con un horrible graznido logró ahuyentarlas. Zarina no se inmutó ante el enorme cuervo, el cual, llevaba en su pico un sobre que dejó en los pies de la mujer y de nuevo alzó el vuelo. Zarina levantó el sobre, esta vez no tenía nada escrito en él. Así que sólo lo abrió y como de costumbre éste contenía una nota. Buscó la sombra de un árbol y comenzó a leer el mensaje:

Princesa me encuentro muy acongojado al saber que aún no estás segura de mi amor. Si recuerdas, te pedí que buscaras una luz o un secreto en tu baúl; sé que no lo has hecho, pues bien, ahora te exijo que busque ese secreto, también estoy seguro que tú sabes donde está. Mujer de poca fe. Las flores esperaron a la primavera para exponer toda su belleza, yo sólo te pido que esperes a que mi miedo venza al tuyo. Ahora es tiempo de que mis ojos vean a los tuyos de frente, sólo necesitas creer para que ese encuentro pueda darse.

Atte.
El trovador de tus sueños

P.D. Recuerda que no todas las historias tienen un final feliz.

Zarina alzó la mirada, por primera vez estaba segura que verdaderamente existía ese amor que tanto había esperado. Ahora tenía que buscar ese secreto que propiciaría el encuentro con su trovador. Estaba consciente de que no sería fácil pero sí ambicionaba descubrirlo. No sabía por donde comenzar a escudriñar en busca del enigma, no obstante, Zarina se encontraba muy feliz así que pasó la tarde cantando en el jardín.

Pasaron varios días desde la última nota del trovador, Zarina se la había pasado meditando sobre el secreto que debía descubrir, por más que se esforzaba no podía llegar a ninguna conclusión. Por estar tan enfocada en resolver el misterio había olvidado dormir, comer y pasear por el jardín. Todo el tiempo era para pensar en el encuentro con su admirador. Convencida de que no conocía el secreto como decía la nota, comenzó a gritar y patalear; ya no sabía como sacar su frustración. Cuando logró calmarse un poco, se miró en un espejo que estaba justo en medio de la sala, comenzó a ver que su reflejo no era el mismo desde que había recibido la primera nota y se dijo:

-Tal vez a lo que se refería el trovador es a que debo manifestarle de algún modo que estoy convencida de su amor.

Estaba segura que demostrando que creía en el afecto del trovador, éste se presentaría ante ella, y su soledad se esfumaría. Ahora tendría que buscar el medio para comunicarle a su admirador que estaba convencida de su afición, tras un largo tiempo se decidió por utilizar el mismo medio al que había recurrido el trovador, así que tomó un trozo de papel y una pluma para escribirle una nota.

Misterioso trovador, te escribo estas líneas para comunicarte que creo en tu amor, sé que existes y que deseas estar conmigo. Tras haberlo pensado mucho yo también he comenzado a sentir un gran afecto por ti, pues bien, creo que descubrí el secreto que me exigiste que encontrara. Ya es tiempo de que te conozca en persona, espero que con las líneas que he redactado para ti estés seguro de que no te rechazaré.

Atte.
Zarina

P.D. Espero que pronto te presentes, ya que, me encuentro muy esperanzada de que eso suceda.

Zarina tomó un sobre, metió la nota y tiró el sobre al aire esperando que el misterioso hombre lo pudiera encontrar. La mujer yacía entre la incertidumbre de que el trovador encontrara el sobre y en las ansias de que se presentara pronto. Se hacía ilusiones de que pronto viviría por primera vez entre las dulces mieles del amor.

Pasaron varios meses sin seña alguna del trovador. Zarina se encontraba en un estado deplorable, la desilusión de no tener noticias del misterioso hombre la tenía inmersa en la depresión, cuando estaba a punto de atentar en contra de su existencia encontró otro pequeño sobre verde, éste emanaba un olor a sandía. Corrió al lugar en donde estaba el sobre, desesperadamente lo abrió y comenzó a leer su contenido:

Bella flor me has decepcionado, has quedado satisfecha con sólo darme alas para vivir un amor contigo. Quiero aclararte que el secreto que te pedí que descubrieses no era más que el que te des cuenta que tú eres la soledad, no comprendo tu llanto si tú te has arrojado a la desgracia. Date cuenta que el pájaro pequeño vuela en un cielo inmenso lleno de otras enormes aves, aun así, surca con una descomunal felicidad. Ya he dejado de verte, no me permitiste encontrarme contigo. Me despido mi princesa de bellos ojos, te dejo llena de desilusión para que comprendas que no debes guardar secretos en un viejo baúl.

Atte.

El Trovador de tus sueños

P.D. Ya debes abrir los ojos, éste sueño ya duró demasiado.


Zarina abrió los ojos, se levantó de su cama, caminó hacia a la sala, se colocó frente al espejo, peinó sus cabellos y gritó con fuerza:

–De lo único que estoy segura es que no he perdido a mi soledad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

OHH..!!! UN FINAL DE CONTRASTE, ESPERABA CULMINACIÓN COMO CUENTO DE CENICIENTA... BIEN!!! TE ATREVISTE A ROMPER ESE ESTEREOTIPO. LA BELLA PRINCESA DEBIO COMPRENDER LA ENSEÑANZA DE QUE TENIA TODO A LA MANO PARA SER FELIZ."...EL PAJARO PEQUEÑO VUELA EN UN CIELO INMENSO LLENO DE OTRAS MAS GRANDES AVES..." ERES TAN GRANDE COMO TAN ALTO VUELES...! MUY BUENO...
-JATNIEL

Michell Giovanni Parra Al dijo...

Ella quería erradicar su soledad siendo acompañada, cuando en realidad, la soledad era su propia actitud ante las cosas...
Buena historia para ilustrar dicha situación...
Saludos!

Un tipo dijo...

Me ha gustado bastante.

Y bueno, la soledad nunca se pierde, la compañía sí.


Saludos !
(PD: también quiero una ave mensajera)

J. Andrés H. dijo...

Wow! primero hablaré del contenido: la verdad es que no pude evitar proyectarme acá y vivirme a partir de la historia... no mames.

Ahora paso a la crítica "formal"... ammmm, kreo ke tu redacción va bien pero tenés algunos problemillas que vi seguido. En cuanto a vocabulario creo que utilizas mucho el "sin embargo" y las "ansias", también las formas del pospretérito al grado de hacer cacofonías muy seguido "ía, ía, ía, ía". Por otra parte vi algunas palabrillas sin acento (súplicas, un cómo, un dónde, otros ke no rekuerdo, jajajaja) y kasi al final un "éste" acentuado y no era el pronombre; es decir, no lleva acento. También vi un par de lares por ahí donde te entraba mejor un punto y coma (aunke eso es al aire, la neta no sé manejarlos al cien por ciento) y cierta idea, precisamente por la puntuación, no me quedó clara "La intranquilidad la invadía ahora cómo se sentiría segura al parecer había alguien que la vigilaba" no va una coma antes o después de 'ahora'? osea la intranquilidad la invadía ahora o ahora cómo se sentiría tranquila?... y luego el "al parecer" según sho, antes iba una comita... weno, la neta no kreo sabérmela tanto para critikar o algo así pero de algo debió servir mi cursillo, jajajaja y pos no estaría mal si tomaras en cuenta eso... de ahí en fuera, la obra en sí neta ke me proyectó y ahí estaba esa soledad y un día te levantas y sólo estás seguro de ke estás solo... chale!