La palabra es...

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Debate sobre la libertad en un foro de discusión

Hola queridos lectores de Blogspot y Facebook. Ya tenía un buen rato sin subir entrada por las carreras que me trajo mi participación en el libro “Filosofía y frontera” de la A.F.F. y los trabajos finales de mi licenciatura.

Déjenme explicarles lo que viene a continuación. Lo siguiente es una participación desarrollada en un foro de discusión acerca de “¿Qué es la libertad?” en donde tuve la oportunidad de desarrollar mi falta de fe en este concepto, por lo que una persona de nombre: Ventura Cota Borbón de Guaymas Sonora (profesor en una escuela religiosa de las materias Literatura Universal, Taller de Lectura y Redacción, Ética, Lógica, Etimologías Greco-latinas del Español, Latín e Historia de México) [ustedes encontrarán su nombre en internet puesto que según la página http://www.labiografia.com/ver_biografia.php?id=25058 "Actualmente se desempeña como director de un importante medio de comunicación que circula a nivel estatal, donde ha llevado a cabo diferentes ensayos y escritos lo mismo que cuentos cortos, muchos de los cuales han sido premiados en universidades de México y EUA."] manifiesta su opinión en cuanto a mi concepción del término ideológico de libertad. Debido a esto pondré a continuación los argumentos desarrollados por los dos acerca de dicho concepto porque creo conveniente que todos nosotros debemos participar y profundizar en este tema. Por lo tanto, me abstendré de editar lo que él y yo escribimos para ponerlo tal como está en el foro para que todos vosotros puedan leer nuestra sinceridad. Creo que esto puede acercarnos a una comprensión más clara de lo que es filosofía y de cómo la reflexión provoca la confrontación del humanismo y la sociedad.

Inicia así:

“Comparte un comentario crítico donde expreses tu definición personal de libertad y expliques su relación con la razón por medio de un ejemplo”



¿Qué es la libertad?

Mi concepto y su contrario: confrontación de dos formas de pensamiento



Primera argumentación:

§ Escrito por Michell Giovanni Parra Alvarado el sábado 4 de diciembre

Podría parecernos sencillo hablar de libertad, sin embargo yo no podría definirla como algo acabado o dado en la existencia a partir de la razón si no considero los factores que nos determinan. En este sentido podríamos considerar que la “libre” expresión denota la “facultad” que tenemos de “decir” lo que “queramos”, no obstante ignoramos la intención o el impulso inconsciente que acompaña dicha acción; en este caso lo no-racional (impulso inconsciente) demanda con gran ímpetu la acción a tal grado que la razón no “neutraliza” dicho empuje. −Esto es muy claro en el psicoanálisis de Freud. Retomando estas consignas podríamos pensar que “somos libres” porque elegimos entre diversas opciones, sin embargo, ¿soy yo el que decide o es mi impulso inconsciente que se erigió en mi devenir histórico a través de diversas configuraciones interpersonales (cultura, familia, ideología, etc.)?

Ahora bien, dejando de lado el factor determinante que Freud considera en su psicoanálisis, tenemos que indagar sobre los determinismos históricos, políticos y económicos, debido a que estos configuran una cierta moral y, en tal sentido, nos encontramos delimitados por nuestro contexto.

Otro problema que se me presenta al definir “libertad” es que entiendo que no ha sido definida de la misma manera en la filosofía (y en la historia), puesto que en la filosofía de Tomás de Aquino la libertad está acompañado de la voluntad y la razón; en el humanismo se liga a una dignidad antropocéntrica (que incluso tal centralidad del hombre se pone como punto de partida en la teoría del conocimiento); en la filosofía de Nietzsche la libertad es la capacidad de no-reacción frente al deseo-impuesto (El ocaso de los ídolos); en el existencialismo de Sartre la libertad se liga a la responsabilidad porque Dios no existe y, entonces, ontológicamente, “la existencia precede a la esencia” (El existencialismo es un humanismo) por lo que el individuo es su propia determinación; según Kurt Lewin “el comportamiento es función de la persona y el ambiente” (Morales Domínguez, 2007, pág. 100), por lo que ¿cómo soy libre si el ambiente impone sus necesidades? Y esto de necesidades nos liga a otra problemática: ¿cómo pensar la libertad sin considerar lo contingente o lo necesario? Nótese aquí que esto ya es una problemática ontológica alejada de toda superficialidad… es esto tan complejo que la misma Lógica no escapa al querer depurarse de la cópula (es = ser = ¿es “necesario” que sea?).

La lista anteriormente descrita es muy corta y vaga. Este tema ha sido de gran complejidad por lo que a través de los siglos ha sido caballito de batalla en diferentes disciplinas. Por lo tanto no defino la libertad, no creo en tal concepto como un absoluto o como inherencia al hombre sin considerar la necesidad, la contingencia, la determinación, la política, la economía y la moral que prescriben la ontología del individuo. Por ende, si defino libertad estaría siendo incongruente con mi propio pensamiento debido a la incapacidad de comprender todos los factores que delimitan el pensamiento y la razón.

Morales Domínguez, J.F. Et al. (2007) Psicología social. España: McGraw Hill.



§ Respuesta de Ventura Cota Borbón el martes 7 de diciembre

Hola Michell, muy interesantes tus palabras sobre el término libertad, no obstante sin que parezca contrariar tus comentarios, los complejos conceptos freudianos que manejas, son simplemente teorias decimonónicas debido a que los estudios de Sigmund, considerado en ese entonces el creador del psicoanálisis, dejan de tener vigencia con estudios más profundos llevados incluso hace cerca de siete décadas por William James (Estadounidense) y el inconsciente deja de ser tal cuando -aunque parezca paradójico-, la consciencia se apodera del ser humano y le dicta su actuar dentro de la sociedad, logrando disernir y separar lo beuno de lo malo.

Aquí en este caso, la libertad, debe manejarse, según creo (percepción muy humilde y personal) con un concepto más amplio y definido.

Admirable tu descubrimiento de la problemática ontológica. Descubrir lo que es real y separarlo de lo imaginario ya produce en sí un complejo razonar.

Saludos afectuosos.

PD Te invito a comentar algo sobre mi concepto de la libertad que puedes encontrar en este mismo espacio o sección.



§ Primera argumentación de Ventura Cota Borbón sobre el concepto de libertad el 30 de noviembre

Mi nombre es Ventura Cota Borbón, soy de Guaymas, Sonora y es un placer interactuar con todos ustedes.

La libertad, antes de conceptuarla, creo pertinente ponderar que es un regalo que sólo el ser humano -por antonomasia-, posee. A diferencia de otros seres vivos que habitamos la Tierra, el ser libre nos da el albedrío para actuar, sentir, convivir conforme a nuestras creencias particulares siempre y cuando no degeneremos ese don -la libertad-, en un libertinaje, mismo que contraviene las normas pacíficas de convivencia.

La libertad me permite hacer lo que crea conveniente, siempre y cuando esté dispuesto a arrostrar las consecuencias de esos actos trascendentes. Está íntimamente ligada con la razón. Una sin la otra no convive. La simbiosis entre ambas es la que da la permisibilidad de poner en una balanza lo hecho y después sobre un cernidor simplemente dejar lo bueno o lo que la experiencia me diga que debe ser lo correcto. Por supuesto que sin razón no hay libertad y viceversa.

El término libertad posee muchas acepciones, pero la que más se adecúa * (con acento permitido por la Real Academia de la Lengua Española) a mi propósito, es la que me indica que actuar con naturalidad responsable es la mejor arma que como ser humano debo tener y lo más importante de todo ello, es que debo cuidarla en todos los sentidos ya que sin ella la vida es gris, usando una metáfora ad hoc.

Para quienes dicen que la libertad nos da el permiso de decir y hacer lo que queramos, a propósito de eso quisiera complementar mi comentario parafraseando a Confucio y a Voltaire respectivamente; y aunque ambos pueden sonar contradictorios, cada quien tiene razón en lo que arguye:

Confucio dice: Habla con ira y expresarás cosas de las que después te arrepentirás.

Voltaire: No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo.



§ Réplica a la refutación de Ventura Cota Borbón

Escrito por Michell Giovanni Parra Alvarado el miércoles 8 de diciembre

Antes de empezar a escribir quiero darte gracias por tu aportación y aclarar que me es muy importante tu valioso comentario porque así comienza el diálogo y esto nos beneficia a todos. La reflexión y los comentarios son imprescindibles para la educación y el crecimiento intelectual y espiritual.

Dejando lo anterior de lado, ahora sí, veamos:

Hablar en términos de conciencia resulta complejo puesto que (tú lo retomas pensando en el pragmatismo de William James) tu planteamiento se fundamenta en que el individuo puede concientizar la libertad (o la esclavitud) y actuar (libremente) debido a su capacidad de razonar. Sin embargo, me resulta curioso que hayas cuestionado el argumento freudiano puesto que el mismo Freud ve la posibilidad de volver consciente lo inconsciente y de esta forma curar algunos problemas psicológicos. No obstante mi argumento no se quedó sólo en Freud puesto que cité a autores más recientes que el mismo James.

Ahora bien, el problema es el siguiente: tú mencionas que la conciencia (lo escribo así debido a que tiene esta connotación cuando interviene la noción de moral) nos permite reconocer lo bueno y lo malo, pero precisamente ése el problema que trajo consigo el humanismo puesto que si se ataca un “libertinaje” (que esclaviza según tu concepto de libertad) se deduce lógicamente que “conocemos” la naturaleza (buena o mala) de los actos humanos. Es decir, tu planteamiento se queda en la reducción de la moral y entonces se elimina dependiendo del contexto histórico.

Ejemplifiquemos:

Recordemos que ética y moral no son conceptos iguales (filosofía básica). El problema es que la moral depende de ciertas formas de producción (materialismo histórico en Marx que incluso me abstuve de escribir) para que exista, es decir, la moral no será siempre la misma porque pertenece a ciertos modos de producción para que se valide; de esta forma la libertad que tú desarrollas (algo apoyado en Voltaire) es meramente de la ilustración puesto que se liga a una razón, sin embargo, aún no se depura la moral cristiana. Por esto tu concepto de libertinaje (que la religión cristiana impone) sale a colación para que la libertad se reduzca al conocimiento de lo bueno y de lo malo. Ahora bien, a mediados del siglo XX (posteriores a James) la filosofía superó por mucho los conceptos de bondad o maldad (que la ética se encarga de reflexionar), por esto mencioné el existencialismo de Sarte (en El ser y la nada, y en El existencialismo es un humanismo) (que en él el libertinaje no existe puesto que la moral [y la ontología] se reducen a la mera construcción del inviduo) debido a que en su filosofía se ve claramente que estamos condenados a la libertad , es decir, para Sarte el hombre “está condenado a ser libre” porque no existe ningún absoluto que diga lo que es bueno o malo y por lo tanto no hay que obedecer a ninguna moral cristiana ni a ninguna cosmovisión que imponga una moral basada en divinidades. En consecuencia a esto el existencialismo no empata su concepto de libertad con el que expones debido a que todos pueden hacer cualquier cosa sin que sea buena o mala porque no existe una moral absoluta. No existe el libertinaje en el existencialismo.

Probablemente digas: ¿Y la razón dónde queda? Si dejamos a la razón como el proceso cognitivo que permite que se estructure la lógica y se desarrolle un lenguaje abstracto no abarcaríamos adoptarla como fundamento para una libertad debido a que éste concepto es ideológico. Veamos:

-Marx descubre que la moral, la conciencia y la razón dependen del modo en que la economía se desarrolle (economía como forma de trabajo para que el individuo superviva), debido a esto el pensamiento y la conciencia humana (superestructura) está concatenada con las formas de producción (infraestructura) por lo que la moral y la reflexión ética no serán absolutas puesto que están determinadas por el contexto histórico (aquí emplea el materialismo dialéctico desarrollado a partir de la dialéctica hegeliana). Por lo tanto, si ligamos la libertad a la mera razón, bondad o maldad seguimos en el proceso mismo de la alienación, por esto Marx comprende a la libertad interrelacionada con la economía. En consecuencia, si concebimos a la libertad con la moral no nos damos cuenta que estamos obedeciendo a una ideología.

-Dejando de lado a Marx (que no me agrada ni me simpatiza) hablemos de algo más reciente: Foucault.

Para Foucault el nihilismo nitzscheano (que pone en claro que “Dios ha muerto”) trae consigo la “muerte del hombre” (en Las palabras y las cosas), es decir, para Foucault, la naturaleza humana no existe puesto que se conceptualiza en el humanismo (olvidémonos de Aristóteles que definió al hombre como animal racional) al poner al hombre como punto de partida. Por lo tanto, el iluminismo es eliminado con el estructuralismo francés. No hay naturaleza humana puesto que esto significa adjudicarle al hombre una moral y delimitarlo a través de conceptos fabricados por él mismo. Por esto, la libertad muere, ya no se entiende al hombre en tal concepto, el sujeto fue eliminado, y con él, el humanismo también.

-Alain Badiou (en La Ética) (matemático y filósofo francés que aún vive) ve que el hombre es una invención, la ética no es sino un concepto que esclaviza al hombre y no le da libertad (no pienses que él es libertino, él no se enfoca en eso).

-Jacques Lacan (psicoanalista con influencia en el estructuralismo francés) interpreta a Freud y pasa lo mismo: el hombre no existe. La moral no nace en el hombre, no es ontológica, no es a priori (como Kant lo comprendía con el imperativo categórico / en Crítica de la razón prática): el “yo” (que se da en la conciencia) es una invención. La conciencia es una fragmentación del individuo. Lo bueno y lo malo está en relación al contexto histórico y a la construcción del hombre: no hay parámetro que nos diga lo bueno y lo malo salvo la moral misma de los individuos. Es entonces que la “libertad” no es sino un intento a partir de lo fragmentado. (En filosofía ya no se usan los términos de bondad o maldad, sino que se enfoca a lo utilitarista).

-Erich Fromm (en El corazón del hombre) también da su aporte y retoma a Freud para comprender que el “yo” (que se da en la conciencia) no es sino una fragmentación del niño al notar que el seno materno no le pertenece. Esto también hace eco en el estructuralismo de Jospeh Campbell (El héroe de las mil caras) al notar que las religiones muestran figuras y símbolos de arquetipos impresos en el inconsciente colectivo que han sido desarrollados a partir de esta fragmentación. ¿Cómo veríamos a la libertad aquí? No somos sino repetidores de lo mismo en diferentes contextos.

-Volviendo a Kant con su imperativo categórico podríamos pensar que la razón (por fin) puede deducir lo bueno y lo malo sin ninguna moral puesto que la libertad se encuentra en el hombre mismo. Sin embargo vamos a lo mismo: Nietzsche (en El Anticristo) ve que el imperativo categórico no es sino la automatización de las acciones humanas (como el nazismo) y por lo tanto es peligroso (como los soldados nazis que sólo ejecutaban órdenes de asesinar judíos). Incluso (si buscamos una psicología más desarrollada que la de William James) Piaget (psicología cognitiva) refuta las “categorías” a priori del tiempo y el espacio que se dan en el niño. Por lo tanto, el hombre se construye en sociedad.

-Podríamos pensar que la conciencia se desarrolla instintivamente, sin embargo, hay que recordar que la biología ya descartó lo “instintivo” por la misma confusión que presenta. Hoy se habla de “biomecanismos” puesto que se desarrollan socialmente. Por lo tanto, no somos sino la construcción de la sociedad. Como diría Sarte: “somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”.

-La argumentación podría seguir para darnos cuenta que el “despertar” de la conciencia no es sino un concepto moral. Por esto yo no creo en el concepto de libertad debido a que es mera delimitación lingüística para justificar ciertas ideologías que venimos arrastrando desde el cristianismo-no-primitivo.

-Ya tocando el tema del cristianismo hemos de comprender que para los cristianos primitivos (los de Hechos) la libertad se comprendía en relación a la redención de Jesucristo (Romanos): “el que practica el pecado esclavo es del pecado”. Por lo tanto, si no aferramos a este concepto tendríamos de todos modos qué depurar a la moral debido a que la gracia (del nuevo pacto) es amoral. Es decir, el cristiano genuino era amoral en tanto que seguía (no la razón puesto que para el cristianismo ésta no alcanza la salvación) los dictados de la fe que se sustentaban en la salvación de Jesús, por tanto, la libertad no era alcanzada por la razón puesto que ésta está corrompida por el engaño de la carne. En consecuencia se necesita un nuevo pacto (el que ya no es de la ley ni el que sigue la razón) para alcanzar la libertad.

Estos son ejemplos para notar que el concepto de libertad es muy complejo y no puede tomarse a la ligera adjudicándolo con buenos deseos o pensamientos. Si hablamos de libertad tendríamos que entenderla no subjetivamente puesto que se volvería un concepto relativo y por lo tanto el mismo argumento se echa de cabeza porque recae de nuevo en la moral. Por lo tanto, libertad debe de entenderse ontológicamente (el hombre como emanación directa del ser [ec-sistencia en la filosofía de Heidegger en Cartas sobre el humanismo] y no moralmente porque se apoyaría en conceptos históricos. Así, cuando el hombre esté en el ser, la libertad y la moral dejan de existir porque se acaba la metafísica. [Heidegger].

-Para terminar citemos una frase muy conocida de Wittgenstein (Tractatus Lógico-philosophicus): “los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje”. Por lo tanto, todo es lenguaje, la libertad es mera construcción lingüística. Por esto mencioné a la lógica (que estás familiarizado con ella) puesto que en la lógica modal trata con esto de la necesidad o la contingencia (en la cópula). En este caso si quitamos toda la filosofía y nos reducimos a pura lógica la libertad queda excluida (con la lógica matemática de Peano-Russel, Lukasiewicz, Frege etc.) debido a que no puede comprobarse porque es un concepto ideológico.

En fin, muchas gracias por tu aporte. Lo escrito aquí no es con ningún afán de ofender o contradecir, simplemente trato de ampliar el tema y no tomar a la ligera los deseos o las intenciones que tengamos acerca de un concepto tan problemático. Todo esto para comprender que nuestra creencia en tal concepto delimita toda una forma de vivir.

Saludos.

P.D. Espero que no sea tomado como ad hominem.





Hasta aquí el debate, esperamos la contestación de Ventura Cota Borbón

Como podrán notar las argumentaciones acerca de la libertad son muy divergentes, Ventura Cota Borbón se afilia a un modo de pensamiento muy diferente al mío, sin embargo, ahora siguen ustedes de reflexionar para aportar algo.

Saludos, amigos.

El debate sigue.

¡Pongan sus valiosos comentarios compañeros!














martes, 19 de octubre de 2010

El silencio ha enmudecido

I


El sueño transpira ilusión, suspiros emergen del mar, éste que es aposento de dioses y héroes. Clarifico las dudas tautológicas y he visto al silencio enmudecer. El reposo fue interrumpido por el escandaloso rechinar de la vieja mesa que sostiene al único florero que marchita a sus violadores. Las dudas hacen tropezar a mí entender y el cielo se humedece para limpiar las penas de los individuos que añoran ser autónomos; no figuran fusiles, sólo silencio. Revolución sólo es la construcción que envenena a la autonomía, supone gloria y regala temblorosos gritos que se turban bajo las balas que penetran las mantas pintarrajeadas que exigen al amo lo que le quitó al perro, ése que lame las botas que ya no tienen brillo.

II


Sigilosamente el silencio desflora a los ideales de los hombres soberanos. Ya sólo somos populacho, carentes de valor, máquinas que esperan pero sin esperanza; ya la naturaleza nos es inútil, seguimos sin entender que en ella vivimos. Construimos senderos por los cuales transitan los sueños, ésos que no tienen principio y entonces ¿cómo conocerán su fin? En los gritos de libertad se guardan los aullidos que cantan a la luna, ésa es de queso y alimenta a los roedores que somníferos se levantan y sumergen a las ideologías en el baúl de los recuerdos.

III


Cuando se alimenta el odio y se desecha al amor hablan los restos de un hombre soberano; inalcanzables nos son las tareas de la vida. En casa se reza a los dioses para que resguarde al porvenir, sin embargo, en ella también se follan a las mujeres. Somos efecto que no tiene causa, tiranos de la naturaleza, reyes de la nada y superfluos de la existencia.

IV


Llamé hermano al que compartió mi cuerpo, soy fraterno con el que me pidió libertad, absurdo me es entender qué es la vida, somos nada y en nada nos convertiremos. Ya no traté de escapar de lo añorado y he creado al silencio, mismo que me es ajeno. Sólo escucho murmullos y nihilista predispongo a los intereses de mi hermano. El silencio ha enmudecido, el ocaso se ha nublado con muchas probabilidades de que comience a llover. Mojada está la libertad de ella emana un olor extraño, es el mismo que suelen tener los que ya no andan por este mundo.


domingo, 17 de octubre de 2010

Mi callada manera de amar

Por: Roberto Manuel Burgos

En calladas frases que ni solitario expreso, me siento enamorado,
enamorado total, perdido y casi confundido en insipientes sueños,
sueños que ciertamente me sacan de balance con la realidad,
ilusiones nocturnas que vuelven mi vida una total pesadilla,
esperando de cada día, nada increíble y tan sólo seguir,
seguir esperando la noche, a la luna y el momento para dormir,
esperar a la luna y que se oculte el sol para soñar mi feliz vivir.

Hoy te llevo, mi amada Angélica, en un falso recuerdo,
en el momento donde tus rubios cabellos me acompañan,
en donde tus claros ojos son como ventanas al cielo,
ese cielo donde cada día veo volar aves y a las bellas mariposas,
donde las nubes son algodones de azúcar y la lluvia,
la lluvia que emana de esas nubes,
solamente es el líquido que puede saciar mi sed.

Recuerdo tu voz, canto para mis oídos, posando angelical como tu nombre,
sobre mi pensamiento, me lleva a pensar
desde que momento pasaste de ser mi mejor amiga,
y te volviste mi ilusión, mi aspirado amor, un amor platónico.

He sido tu fiel amigo, incondicional y a su vez,
esperando el momento oportuno,
escuchándote mi querida amiga, amada de hace cierto tiempo,
escuchando tus lamentos y secando tus lágrimas, que a su vez,
son el sagrado líquido que emana de esas nubes de azúcar y me da vida,
creyendo en la esperanza que entre más infeliz tú, más oportunidad tengo yo.


Soy el mismo, el mismo que te acepta melancólica en tus noches de llanto,
y en tus días de enojo por tu menstrual retraso,
el mismo que vive a la vez, esperando el momento oportuno,
imaginando declarar, de los días que pasan, en día alguno.

Es como he aprendido a amar y de verdad me causa asco,
esperar que sufras y entrar yo, como alivio a tu sufrimiento,
esperar a que recibas el veneno, para ser yo el antídoto al veneno,
y ese será el oportuno momento, donde por fin declarare este sentimiento.

Aunque cierto es que no será del todo malo si correspondido soy con tu amor,
he aprendido a conocerte, saber que te gusta vivir, amar y ser amada,
que eres vegetariana y te encanta el helado de chocolate con mermelada,
que prefieres el verano al invierno, porque odias el frío y prefieres el calor.
También sé cual fecha es la de tu cumpleaños y que deseas casarte a los 32 años,
que te gusta el color blanco más que el negro, siendo tu favorito el morado,
que te fascina el canto y odias el sabor del amaranto,
que prefieres ser sincera por más grande que pueda ser la condena,
ya que tu odias la mentira como tampoco te gusta comer demasiada harina,
sé que te agrada que te hablen con cortesía y que de noche disfrutas mas la poesía.

Te gustan tantas y tantas cosas, así como el matutino olor a rosas
que emana del balcón, donde algún día esperas, de quien estés enamorada,
una bella serenata con mariachi que sea por tu romeo interpretada.
Una esperanza en mi alma crece, y me pone a pensar,
que ciertamente nada pierdo con intentarlo,
decirte mi amada de años, que yo soy el hombre que anhelas,
decirte mi tierna princesa, que soy yo tu príncipe azul,
cantarte mi fértil sirena, al oído mil canciones de amor, las más bellas,
y recitarte las más bellas poesías de amor.

Regalarte rosas, las que tanto te agradan y llevarte serenata,
una bella serenata, tal vez desafinada pero por este tu romeo interpretada,
y por sobre todo, darte mi corazón, total y sincero,
mi total amor incondicional, sea en verano tanto como en invierno.

Por lo pronto el día se ha ido y la noche está cayendo,
ya viene, se acerca, poco a poco me siento de la luna preso,
sólo espero, me sea pronto el oportuno momento,
vivir con tu amor en la realidad, sin que sea un insípido sueño
y donde en la mañana, al momento de despertar
no sea una triste y vacía ilusión, un sueño que termina sin culminar.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Nina le dijo que no lo quería

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Nina le dijo que no lo quería y el silencio lo embargó.

 

Fue sujetándolo con fuerza, helando una a una sus palabras, se comió todo pensamiento y lo dejó sumido en la total oscuridad. Él sintió como si cayera en un vacío y en medio de la caída las manos frías del silencio le apretaron la garganta.

Nina ni siquiera se dio cuenta, se limitó a mirarlo tristemente y luego se fue. Luego sólo se fue.

Él no se movió. La vio partir. Todo lo inundaba el silencio, pero las palabras de ella se quedaron como eco lejano.

 

Nina le dijo que no lo quería y él sólo se quedó callado.

domingo, 15 de agosto de 2010

Al deseo mismo

El siguiente poema es de Míkel F. Deltoya



Hagamos una cosa, olvídate del mundo, olvídemonos de los demás,
tú sabes a lo que me refiero, perdámonos entre la trascendencia y la gloria
entre el cansancio y el sosiego,
Yo te deseo.
Tomemos vino o tequila, hagamos el amor.

Ya no importan las formalidades, ni el movimiento,
seamos presa de un sólo momento.
El ritmo de la vida, será con su misma fuerza en que hace tornados,
tormentas, huracanes, el que te desnude.

Tu blanco y joven cuerpo quedará a los ojos de la noche,
y yo no podré pensar en otra cosa más.
Unámonos en un mismo fuego,
fundámonos como dos bloques de hielo en la lumbre,
Eres la tierra y yo la semilla.
Hagámos el amor, convencidos de que nada más viene,
perdámonos una noche, seamos posesos del festin de los deseos,
tu cuerpo y mi cuerpo se enrollan, como lejanas nostalgias,
y desciendo y me pierdo en tu cuerpo.

No me preocupas con tu pureza,
porque lo que aquí pase
aquí se queda, yo no miento por supuesto,
en serio lo digo, te deseo

Me pierdo en tus ayeres,
divinos menesteres,
Quiero hacerte mía todo el tiempo,
(Tu bien sabes que no miento)

Nuestros cuerpos se batirán como nubes en la ciudad
lo que pase mañana no importa nunca más
(Bésame como si fuera olvido, como de cartón)
Pido tu cuerpo a gritos, en la humedad de mi voz

Hagamos el amor, al deseo mismo, cubriremos con furor la sed
porque no hacemos nada más, sino perder,
Quiero estar contigo (Tu bien sabes que no soy nadie)
Quiero estar con tu cuerpo, en una sinfonía de pasión.
Calmemos ese deseo, saciaremos el fuego de la vida
y con ese mismo ardiente regalo de prometeo,
daremos paso al olvido, daremos fin al deseo.

http://versosdefenix.blogspot.com
Míkel F. Deltoya

miércoles, 11 de agosto de 2010

El Secreto de Eros

Enmudezco con el aroma a dolor;
con la piel abierta muevo al cielo,
son engañosos mis ojos de placer;
una hada propone el engaño.


El riesgo de destrozarte aún arde,
procuro llamarte “mi amor”
y el silencio ahuyenta la tormenta,
ya estás caminando descalza;
encomendado estoy a acompañarte.

Mentiras resguardan a la felicidad,
entiendo que el fuego disminuya
y el sueño muestre la verdad;
una vida es escasa y mi boca es muda,
crueles pensares para mi mente humana.

Ya estás desnuda y deseosa,
tu cuerpo es instrumento de tortura
ya no comprendo a mí aflicción
pero sé cambiar tus besos por caricias.

Desiertos de miradas y parladas
acompañan a la sonrisa de cada mañana.
Secretos sólo son una triste afonía,
que se endulza con torpes ilusiones.

lunes, 2 de agosto de 2010

La primera vez

—Te amo.

—Te amo.

Las manos se deslizan a la espalda, otras bajan al sexo, movimientos lentos, suaves… detonantes de los gemidos menos esperados.

—Espera…

—¿Qué pasa?

—Es que tengo miedo.

—¿Miedo de qué?

—De quedar embarazada…

En el silencio sólo se oye el sonido de los besos, sonidos suaves, hasta ricos. Una mano recorre el vientre, otra desabrocha una blusa. Ropa fuera. Cuerpos desnudos. Excitados. Queriéndose.

—No te preocupes, todo va a estar bien…

No se oye más. Sólo sonidos extraños. Nadie sospecha. ¿Ellos dos? ¿Ellos? Pero si esa chica se ve incapaz… y él también… pero ahora uno está encima de la otra, tratando de controlar las emociones de su cuerpo… sólo que todo es en balde, algo provoca que se mueva hacia adelante, con ganas, con verdadera satisfacción…

—Te amo, eres mi vida…

Y ambos sienten que están en las nubes, disfrutando realmente todo lo sucedido. Sus manos se acarician con ternura y los labios de ambos recorren con cariño las zonas menos esperadas. Todo está tan tranquilo en todas partes, nada existe… sólo ellos… fornicando.

amantes

sábado, 31 de julio de 2010

Hacer el amor sobre papel


Sobre papel y con puntillas de carbón, el poeta plasmó sus añoranzas; aún ignora su propio deseo carnal.


Tallones en el papel


El papel y el lápiz están haciendo el amor, de sus apasionadas caricias germinan coplas que coadyuvan a la melodía sensible del palpar de sus pechos. Los gemidos en el brío de la pasión susurran imágenes desconocidas en el canto del gorrión. Mares ardientes rompen sus olas en las anchuras del papel y manuscritos de versos sin sentido incitan al lápiz a que plasme su retorcida imaginación en papiros desterrados por las viejas culturas.

Olor a vergüenza ronda por la textura del lápiz, pues de él han escapado equivocadas frases.

El papel derrama lágrimas, duros tallones sobre su tersa piel tratan de esfumar los desaciertos que le queman. Impaciente por desvanecer las erratas despedaza su magullado cutis, ahora tendrá que volar al cementerio de los sueños.

El luto durara poco para el lápiz, un nuevo amante emergerá de donde han provenido los últimos cien papeles con los que ha fornicado, al poeta la inspiración se le ha escondido en la tenebrosidad de la noche.



Anhelo de venganza


De mil sueños has escapado; protagonista de cuentos deteriorados por el aire.

El adiós profetizado por Eros ha desgarrado mi espíritu. Con la fragancia a muerte y sosegado por lo atroz del desengaño he suplicado ser aprisionado por la sombra de la venganza.


¡Oh Némesis, soberana de la venganza! Considérame un devoto adorador de tu magnanimidad. Apelo a tu misericordia y clemencia para que hagas escarmentar al contoneo libidinoso de la más desmoralizada sustancia. Con puntillas de carbón: escribo tu oración, gratifico tu atención y sustraigo los caducos deseos carnales.

La respuesta de Némesis:


Sus desprecios serán pagados con la muerte. Castigos de perdición tendrá, al abismo partirá deseosa. Caronte sólo está, acompañante él también apetece. Cogerá de él las caricias que te ha negado, derramará llanto hasta implorar por tu paz que despreció y pagará con su cuerpo el viaje a su deceso. Fornicará con el barquero hasta que satisfaga la carne de éste.

Las puntillas de carbón se agotaron por tanto escribir, por el cielo van volando y deseando jamás volver al sollozo desafecto.

Adiós para siempre.

martes, 27 de julio de 2010

Quédate con tu luz

Los ojos son las ventanas del alma. Todo el mundo lo dice. A mí no me parece cierto. ¿Los ciegos no tienen ventanas, entonces? ¿Son acaso gente con las cortinas cerradas todo el día? Yo creo que las ventanas del alma son las palabras. ¿No me entiendes? Palabras. Todos saben palabras. Entonces hasta los ciegos y los sordos tienen ventanas para que la gente vea sus almas.


Pero seguramente los ojos tienen un papel importante ¿no crees? Porque sería un desperdicio tener unos órganos tan bonitos y tan inútiles. ¿Alguna vez has escuchado acerca de gente que puede ver el aura de las demás personas? Yo sí. Y creo en ellas, aunque te cause gracia. La gente que ve auras es la única que puede decir que sus ojos sirven para algo, porque, querido amigo, los tuyos y los míos son simples herramientas que podríamos no utilizar, y todo sería exactamente igual que ahora… Aunque chocaríamos más y probablemente no tendríamos idea de qué forma tienen las cosas que nos rodean, por supuesto.


Oh, lo siento, yo estaba hablándote acerca de la gente que ve el aura de otra gente. Disculpa, es sólo que a veces me distraigo en pensamientos que yo considero filosóficos, pero que seguramente tú, que estás muy bien instruido en esas cuestiones, ves como simples comentarios pasajeros y sin objetivo alguno. Como te decía, los únicos que realmente pueden decir que los ojos les sirven para algo son ellos. ¿Cómo que quienes? Pues los que ven tu aura, claro.


¿No sabes qué es un aura? ¿Pues en dónde has vivido, tú, persona filosófica que todo lo mira desde otra perspectiva? El aura es una especie de luz invisible que te delata por completo. Si yo pudiera ver tu aura, entonces –y sólo entonces- podría decir que te conozco por completo. Sabría si de verdad eres esa persona tan pensante que dices ser, o si sólo tomas los pensamientos de otros para trabajar en base a ellos. Tu luz, ésa que no puedes manipular por más que desees hacerlo, me diría quién eres realmente.


Todos tenemos luz propia. Supongo que cuando nacemos es blanca como un algodón, pero tan brillante como una de esas joyas caras que ni tú ni yo podremos comprar jamás. La luz de algunas personas adultas sigue siendo blanca, pero ellos son especie en peligro de extinción. El aura de gente grande es verde, naranja, roja o azul… ¿Por qué me miras así? ¿Crees que te estoy mintiendo? ¿No eras tú quien decía tener una mente muy abierta?


Por eso cuando me dejaste mi aura se veía tan gris y la tuya tan blanca… o eso creo yo. Creo que cuando dos personas se aman sus auras se unen y se vuelven una sola, brillante y blanca como las de los bebés. Pero cuando uno de ellos se va, se lleva toda la luz del otro con él, dejando que su aura se ponga gris, como una especie de sombra deprimente.


Y si el aura también dice en qué estado de ánimo se encuentra alguien… ¿Te imaginas cómo me sentía? Supongo que todos tus estudios y tu brillante punto de vista se resquebrajan cuando escuchas algo que no puedes entender. ¿Cómo decía Sade? Pues no recuerdo, pero era algo como: “El amor se puede fingir, pero el dolor no. Entonces, el dolor y el odio son los únicos sentimientos de los que uno puede estar cien por ciento seguro”. ¿Es correcto? Por eso Sade era tan malo con las mujeres. No podía soportar que ellas fingieran que lo amaban, y prefería hacerlas sufrir para estar seguro de que sentían algo por él, aunque fuera miedo.


Felicidades. Tú puedes estar seguro de lo que siento. Cuando te fuiste, cuando me dejaste y nada te importó más que alejarte de mí, te llevaste toda mi luz. Mi aura, ésa de la que te he hablado los últimos minutos, se volvió oscura, sucia y lastimosa. Pero tarde o temprano las velas se encienden de nuevo. Tarde o temprano la luz regresa, y nada puede apagarla, ni siquiera una sombra de tu calibre.


Yo no veo auras, pero imagino que cualquier persona que sí lo hiciera te habría dicho lo mismo que te he dicho yo… sólo que sin todo el desprecio y las ganas de no volverte a ver.

lunes, 26 de julio de 2010

Hastío a media luz

Escritora invitada: Minerva Hernández González

Estoy aquí a la luz de las velas.

Afuera llueve,

el ruido adormece un dolor que intento dejar atrás,

cuando te fuiste

me fumé un cigarrillo y no supe qué decir.

Después de un tiempo

me perdí en la inmensidad de mi habitación.

¿Ves? Todo es irónico

Hoy es un día de esos donde todo me cansa.

Me canso de ti y de mi estando sin ti.

Me canso de que mis pasos duelan cada vez más.

Me canso de conversar con el silencio

porque sólo le hablo de ti.

Estoy harta,

harta de la soledad que envuelven mis noches,

harta de dormir en el sillón

porque el colchón ahora es inmenso sin ti.

¿Lo ves? Me matas.

Percibo tu olor en las paredes,

sobre todo los lunes, y a diario pregunto:

¿Qué quieres cenar hoy?

Nadie contesta…

Ahora duermo con el estómago vacío,

regresa…

Al menos déjame el menú de unos cuántos días

para no morir de hambre.

¿Acaso no será suficiente mi sufrimiento

como para morir?

Ya sé, sólo olvidaste decirme

“Se terminó”…

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viernes, 23 de julio de 2010

Apágate

Apágate en mi boca, te lo pido

despréndete de esa estela

que recorre mis sentidos…

No me digas que es mentira

esto que te escribo

porque es más cierto

que estos días,

es más verdad

que aquello del olvido.

Tu albor me está comiendo

las pupilas

apágate

difúndete en mis venas

¿Qué no ves que tanta luz

me ha dejado casi muerta?

Luz y Amor 23

miércoles, 21 de julio de 2010

Remembranzas de sofá



Cajitas henchidas de recuerdos son las que entierro en el jardín del Edén, mis relámpagos resguardan las confidencias de la pasión; con gritos, llantos, ladridos y maullidos voceo las añoranzas libidinosas y zarpo en los fluviales de la indiferencia. Achaco al firmamento el menester de recordarte e ilumino a mis apelaciones amnésicas.

Consagro nuestro encuentro, inspecciono al zopilote y me afianzo al devenir.


Los reflejos son atrapados en un charco de lodo, la tempestad despierta al calvario y la alegría vaga en una senda de espinos. Grutas forjadas por sombras se desploman en míseras partes y quejumbrosas madrigueras alumbran al peregrino. Ente acaudalado, tú que eres el arquetipo de la naturaleza has llover y libera la luz de sus luceros.


Humeo mis anhelos, amparo al segundero y estrujo al desconcierto.



Construyo un castillo, me visto de azul y ensillo a mi unicornio. Riño con espantos, dragones, ogros y caníbales. Desmiembro émulos, capturo discrepantes e imputo al rey tu felonía. Abrigo el caudal de gratitudes ofrendadas a mi valerosa andanza y parto ávido por encontrarte.





Discierno las paradojas yuxtapuestas a nuestra aflicción, tus calumnias me hacen hesitar y penitente propago ilusiones superfluas en mi bastarda fe.

Con la cobardía a media luz levanto la derrota y atrapo la claridad centellante de la luna; ángeles revolotean en las ventanas y los cocofantes mordisquean las bendiciones de tus apresuradas caricias. Dejo el sofá para dirigirme a la tempestad. Remembranzas rondan a la impaciencia. Camino al brillo de tus carantoñas, añorando tropezar con la verdad.

Solo otra vez, inerme en los desiertos de mi memoria.

sábado, 17 de julio de 2010

Yo también me iré

En memoria de Abraham N. L.: Todavía no te vas por completo.





¿Sabes? Desde que te fuiste he pensado un poco más en lo que va a ser de mí cuando me olvide de ti, si es que ese día llega alguna vez. Y en la muerte. He pensado mucho en la muerte, incluso más de lo que me gustaría aceptar, porque desde que tú te hiciste amigo suyo yo he tratado de alejarme de ella lo más posible. Ya no salgo sola de noche, no paro de mirar a mis espaldas para cerciorarme de que nadie esté siguiéndome, y si un tipo me mira por más de diez segundos me entra el pánico. Yo no quiero unirme a tu nuevo grupo de amigos.

A veces siento que vienes a visitarme. Escucho ruidos y juro que eres tú, pero mis padres aseguran que me estoy volviendo loca y que debo visitar a un psicólogo. Cinco. He visitado cinco psicólogos diferentes desde que te mataron, y ni uno ha podido entender el miedo irracional que le tengo a la muerte. Ellos no saben nada; dicen que tengo un trauma porque tú falleciste trágicamente, pero la verdad es que con tu partida se me abrieron los ojos de golpe, como si hubiese vivido creyendo que era inmortal, y de pronto todo representara un peligro potencial para mí.

Me ayudaría de verdad que me dijeras qué hay en ése lugar donde estás ahora. Quisiera que me avisaras si existe el Dios en el que dejé de creer antes de lo que sucedió. Tú sí creías en él, pero me pregunto si estarás decepcionado ahora que llegaste a esa otra vida, como siempre la llamaste. ¿Te encontraste con tu Dios? Tal vez no había nada del otro lado y te arrepientes por haber desperdiciado tanto tiempo rezando y diciéndome que algún día entendería lo que Dios significa. Para mí él no significa nada. Creo que la gente lo inventó porque es lo que más les conviene, ¿no? Cuando les sucede algo malo siempre dicen que Dios así lo quiso, y la verdad, si mi Dios me tratara así, yo le retiraría la palabra de inmediato.

¿Qué crees que es lo peor? Que tengo miedo. No sé cómo será un mundo donde yo no esté. No sé si habrá alguien que me extrañe tanto como yo te extraño a ti, y sobre todo, no sé si sabré que me he ido. Todas las noches despierto llorando, diciéndome que nada va a pasarme, que no voy a morir pronto y que todavía me queda mucho camino por recorrer. Pero sé que no es así. Podría morir justo ahora, mientras hablo contigo. ¿Te gustaría que muriera pensando en ti? ¿En quién pensaste cuando te fuiste, eh? ¿Sentiste miedo? Hace un año que te fuiste y yo sigo preguntándome dónde estás. Sigo pensando que yo no merezco morir, que nada de lo que he hecho valdrá la pena si muero, y a veces me digo a mí misma que veré el fin de los tiempos y seguiré viva después de eso. Así le dicen: miedo. Los psicólogos dicen que es una fobia, pero ¿cómo tenerle fobia a algo que ni siquiera se ve? Porque yo te vi al entrar a ese agujero oscuro y seco, pero jamás te vi partir. Vi tu cuerpo sin vida, pero no tu espíritu… ¿Tenemos espíritu?

Creo que me apanica eso de saber que un día me iré de todas formas. Que no importa cuánto me esfuerce, o cuánto me cuide de los peligros que hay a mi alrededor. Moriré. Y tendré miedo el día que eso pase. Es algo inevitable, algo que sucederá de todas formas y que en el fondo no puedo negar, aunque mis palabras expresen lo contrario.

Después de todo, tú ya no estás. Eso es suficiente prueba de que la muerte no se puede negar. La muerte no se evita, porque ella no se olvida de nosotros aunque creamos que viviremos eternamente.


martes, 13 de julio de 2010

Cosquillas, guerras y…

Sentada, mirando hacia arriba, así me encuentras. Quiero observar cuántas líneas tiene el techo y cuántas trazan la inicial de tu nombre. ¿Qué haces?, preguntas sentándote a mi lado, volteando la mirada hacia donde yo veo, ¿sigues la trayectoria del bichito? Comparto una de mis tímidas sonrisas, luego mis ojos buscan los tuyos, y nos damos un beso de pupilas. Estés o no estés, de todos modos, siento revoluciones en mi cuerpo.

Tu mano se extiende por mi hombro, me das un abrazo a medias, de ésos que te sé apreciar. Recargo mi cabeza en tu regazo y comienzas a contarme cómo te fue en el día. Tu dedo acaricia la palma de mi mano, siento lentamente cómo las sensaciones son capitanas del ejército que comienza las trifulcas en mi piel. ¿Qué tienes?, preguntas sin dejar de frotar tu dedo contra las líneas de mi mano. Cosquillas, respondo, es eso que llamas cosquillas.

¿Eso que llamo cosquillas?, ¿acaso no lo son?, tu mano se desliza a mi barriga y finges tocar el piano alrededor de mi ombligo. La sonata me mata de la risa, pero creo que en lugar de carcajadas, escapan notas musicales, ¿Esto no son cosquillas?, dices mientras tu sonata se convierte en sinfonía.

Eso sí, pero esto… te digo pasando lentamente mis dedos por tu cuello, esto no. Noto divertida cómo las batallas inician en tu piel. Esto, ¿cómo se llama?, preguntas alcanzando mi mano con la tuya mientras sostienes con firmeza la mirada. Yo lo llamo… guerra. ¿Guerra?, ¿por qué?, ¿piensas que provocamos muerte?, ¿tristeza?...

Pienso que hay batallas por toda la piel, ¿no las sientes?, es como si aquellas descargas eléctricas fueran los mensajeros que corren a anunciar que pronto habrá una revolución entera por el cuerpo. Eso siento cuando no estás, cuando me llamas por teléfono, cuando me nombras… ¿Tú no las sientes?

No, confiesas quitando mi mano de tu cuello, no creo que sea una guerra lo que pase por mi cuerpo… Te miro confundida y mi voz triste deja escapar ¿Entonces? Sonríes, besas mi mano y luego susurras a mi oído… Lo que siento cuando estoy contigo es inefable… Sonrío. Bonita palabra, digo en voz baja. Me miras de reojo, recuestas tu cabeza en mis rodillas, tomas mi mano y colocándola en tu cuello me pides: ¿Quieres hacerme sentir eso inefable de nuevo?

domingo, 11 de julio de 2010

Indecible génesis

Inspirado por el relato del génesis

En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Dios llamó a la luz "Día" y a las tinieblas "Noche". (Gn.1.14)

Entre la claridad y la lobreguez reposaba la tierra protegiéndose de los destellantes rayos de la luz del día y procuraba custodiar su miedo por la oscuridad de la noche. Titiritaba llena de pavor por el enigma de verse entre la nulidad de sus campos y la esperanza de florecer con un esplendor providencial. Todo producto de la bella creación. Dios vio que la noche era aterradora.


El día vanagloriado de su luminiscencia se mofaba de la temible interrogante de la noche. Dios vio que el alba comenzaba a esparcir amargura en las tinieblas. La inmensidad era fría, áspera e infructífera. Dios ha visto que el crepúsculo se acerca y la noche atormentará a su creación.

Dios pensó:

Al día lo bendije con la luz que permitirá que se vea lo bello de mi creación y a la noche la he dejado en penumbras. La creación deberá ser justa para la tenebrosidad tanto como lo ha sido para el amanecer. Al día he de darle un astro colmado de fuego para llenar de calor a la luz. En cambio a la noche he de darle a una musa que inspire a los poetas e ilumine a la ignorancia, además de que proteja al que venza el temor a la oscuridad. La he de nombrar la protectora de los que se aventuren en los mares y los que canten al amor.


Así Dios creó al sol y a la luna, para darle equilibrio a su creación.


Atardeció y amaneció: fue el día Primero.

miércoles, 7 de julio de 2010

El último recuerdo

El repiqueteo de la lluvia en la ventana llenaba sus oídos con un sonido que le hinchaba el corazón. El bip-bip de la máquina contrastaba totalmente con aquel sentimiento, haciendo que le temblaran las rodillas y le sudaran las manos. Cerró los ojos e imaginó. Dejó que su padre la ayudara a bajar del auto, sintió el pasto en las plantas de los pies cuando se quitó los zapatos y los calcetines de encaje que usaba todo el tiempo, olió cada una de las flores del claro y disfrutó el aire que jugueteaba con sus cabellos, haciéndola sentir que volaba.

Había escrito la escena miles de veces, pero de maneras diferentes. En un poema, en una novela, incluso había podido hacer uso de ella para un trabajo escolar. Esa escena de su vida, ésa en especial, jamás la olvidaría. Moriría, se iría, tal vez su alma no llegaría a ningún lugar, pero aquella escena la guardaría en su memoria por siempre. Pensaría en ella cuando la máquina dejara de mantenerla con vida. Recordaría las arrugas que se formaban bajo los ojos de su padre al sonreírle, y la risa de su madre cuando Nora cayó al arroyo y se mojó todo el vestido.

Al llegar a casa, su padre se sentó en el piano y comenzó a tocar una pieza de las suyas. Nora disfrutaba mirando sus dedos deslizarse sobre las teclas con una delicadeza hermosa, haciendo que las notas se elevaran por encima de su cabeza y llenaran la habitación con el mejor sonido que ella había escuchado jamás. Vio a su madre preparar las galletas, pudo olerlas al salir del horno y disfrutarlas cuando tocaron su paladar. Observó el amor que se tenían ambos, casi sintió el calor en su piel cuando la abrazaron, recorrió cada una de sus facciones, prometiéndose que jamás, bajo ninguna circunstancia, los olvidaría. Se dijo que nadie había tenido nunca una familia como la suya y se sentía afortunada por pertenecer a ella.

Dos días después murieron. La dejaron sola y ni siquiera había sido su decisión. Ellos la amaban y Nora se sentía culpable porque no había estado ahí para despedirse de ellos, aunque si hubiese estado, habría muerto ella también dentro de la lata aplastada en que se había convertido el auto después del choque. Desde entonces Nora no dejó de visitar el claro ni un sólo día, permitiendo que los rayos de Sol le recordaran la calidez que había sentido unos años atrás, no dejó de oler las flores ni de mojarse en el arroyo. Todos los días deseaba que su padre pudiera sonreírle y su madre estuviera riendo de su vestido mojado y los rizos alborotados por el viento. No dejó de escuchar la misma melodía que su padre tocó en el piano esa noche, ni dejó de cocinar las galletas que su madre había hecho para ella.

Habían pasado casi cuarenta años desde entonces, pero Nora seguía teniendo frescos todos los recuerdos y las sensaciones. Escribió la escena por última vez en una libreta que le había prestado la enfermera, cerró los ojos de nuevo y esperó a que apagaran la máquina. Entonces sintió cómo se le iba la vida entre los dedos. Visualizó a sus padres, el claro, las flores y escuchó la música mientras dejaba de existir. La vida se pierde, incluso el tiempo se pierde, pero las memorias permanecen para siempre.


sábado, 3 de julio de 2010

El efecto de haberte perdido

Puedo imaginar que te he perdido
después de todo… es la verdad
creer que en mi silencio
sólo se rompe tu risa
y pensar que en su destrozo
aún puedes respirar…

Puedo sentir la nostalgia que invade
cada célula del cuerpo,
imaginar que en este otoño
tu volverás con el viento
mentira… mera soledad.

Y estas letras que se clavan
en mi garganta
que componen cada parte
de tu nombre
se transforman en sangre…

cuando sin querer
y sin notarlo

rasgo tu beso
en mis labios.

jueves, 1 de julio de 2010

Amada Princesa


Zarina deambulaba bajo la lluvia. Las lágrimas le brotaban con un dolor sobrehumano y mojaban más sus mejillas que la misma tempestad. La mente de Zarina yacía en pensares suicidas y suplicas banales. El caminar de esta mujer era adornado por una helada neblina que le impedía observar el camino, por eso era inevitable que un tropiezo la hiciera caer en un charco de agua; no tardó mucho en desplomarse en un lodazal. Las lágrimas seguían saliendo ahora con mayor fuerza, no obstante, la dramática escena fue interrumpida cuando una voz suave le pidió que tomara su mano.


–Levántate princesa de tersa piel, adorable sonrisa y mirada radiante de dulzura.

Zarina se negaba a responder a tan extraña cortesía, sin embargo, la voz suave seguía insistiendo en brindarle su ayuda.

–Coge mi mano y déjame limpiarte tu enternecedor rostro.

Transcurrieron unos minutos sin que se dijeran una sola frase, sólo las gotas de lluvia irrumpían el silencio; la mujer no sabía que responderle, la desconfianza era parte de aquel sigilo. La calma de aquel instante fue cortado cuando la lluvia arreció, pero ni siquiera con el aguacero la silueta que extendía una mano a la mujer dejaba de hacerlo. Zarina convencida de que verdaderamente la sombra quería ayudarla decidió tomar su mano.

Con la mirada baja agradeció la ayuda al extraño y salió corriendo sin ningún rumbo. Después de haber andado por un largo tiempo encontró refugio bajo unos portales en donde la mayoría de los vagabundos buscaban protección de las inclemencias del clima. Los pensares en ese momento eran enfocados en aquella sombra que le había auxiliado, creía que quizás era un policía, sin embargo, de lo único que estaba segura era que se trataba de un hombre porque su mano era fuerte y algo áspera, además, la silueta manifestaba una complexión varonil. Por estar meditando tanto en el misterio de aquel hombre ya había olvidado el motivo por el cual estaba fuera de casa.

Permaneció en un rincón oscuro de aquellos portales, pérdida entre sus meditaciones, ya no le importaba la fría brisa ni el miedo de estar rodeada de gente extraña. Apenas el sol asomaba sus primeros rayos cuando Zarina se encaminaba de regreso a casa, si bien, no recordaba el pesar que le acongojaba, sabía que estando en su hogar podría recapitular de nuevo su vida.

Abrió la puerta de su casa y cayó de rodillas, el rostro se le humedeció nuevamente por las lágrimas que simulaban un río por tanto llanto. Volvió ese dolor a su pecho, comenzó a lamentar su desdicha y jalaba de sus cabellos casi al grado de arrancárselos. Zarina vivía sola. La soledad se había convertido en su única compañera, había llenado con olor a abandono todo su hogar. Ya se había cortado las alas, se había anidado en su garganta y había terminado con todo interés pasional.

La desdichada mujer se dirigió a la cocina para comer algo. Ahí miró un sobre que se encontraba en el comedor y lo tomó, sin embargo, estaba indecisa en abrirlo, sospechaba que no contenía algo muy grato para su estado anímico así que presurosamente lo dejó de nuevo en el lugar de donde lo había tomado.

domingo, 27 de junio de 2010

La decisión



Mira. El cielo se oscurece, como advirtiendo que va por ti. Hace ruidos extraños, se enrosca, avanza peligrosamente rápido hasta donde estás tú. Las nubes son como un ejército mortal, tratando de absorber tu cuerpo con la misma facilidad de un tornado. Todo lo que hay sobre tu cabeza se asemeja a un agujero negro, tragando lo que encuentra a su paso, incluyéndote a ti.

Corre. Las hojas de los árboles caen y se arremolinan a tus pies, creando una trampa difícil de esquivar que en cualquier momento te hará caer y entonces el cielo hará lo que quiera contigo. Las ramas te retrasan, te toman por la ropa, no quieren que te vayas. La tierra frente a ti se agrieta, amenaza con tragarte en cualquier momento y el pasto crece para enredarse en tus tobillos y así atraerte al suelo que sigue abriéndose, esperándote.

El cielo y la tierra libran una batalla por ti.

Elige. No hay otra opción. Detrás de ti las nubes parecen alcanzarte, rodearte, absorberte. Delante, la tierra espera un solo tropiezo para apoderarse de tu cuerpo. Es tiempo de decidir, pero ¿por qué? Eres tú. Ni el cielo ni la tierra tienen poder sobre ti. Nada lo tiene.

Huye. Encuentras un sendero que aparece de la nada y lo tomas. Al cielo se le dificulta alborotar tu camino y las grietas de la tierra son cada vez más estrechas, haciendo fácil la tarea de esquivarlas. Mientras más corres, más te alejas de la fatalidad. Decidiste no seguir ninguno de los dos caminos y creaste el tuyo.

Despierta. Todo ha terminado.

miércoles, 23 de junio de 2010

Muere mi monstruo

tormenta

Me expando sobre los campos y las calles vacías, estoy tan sola. Me siento tan sola. Y estoy cansada de esperar.


Quiero tirarme,
volcarme,
regarme …

sobre los pies de las personas,
en sus oídos y en sus ojos.


Deshacerme.


Ya nada tiene sentido. Así que emprendo el viaje.


Veo el panorama que se alza sobre mí. Debo abarcarlo. Debo poseerlo. Así que comienzo tragándome las nubes, siento algodones en el pecho. Y lloro. Mis lágrimas torrenciales matan los cultivos. Desde abajo a un niño se le ocurre mirarme, mala idea, sus pupilas reflejan mi cuerpo y se estremece.


“¡El cielo tiene un monstruo!”, dice a su madre.


¡Ja!, monstruo. Ahora soy eso. Y me enfurece. Quiero tragarme todo. Ya me comí las nubes, quiero tragarme el aire. Abro la boca como la ballena de Jonás. Las corrientes se atiborran en mi interior.

Me asfixio,
me inflo,
exploto.


Mis restos yacen en el camino


.
.
.
Abro los ojos. Sólo escucho la voz de ese niño…


“Por fin se acabó la fatalidad”.

lunes, 21 de junio de 2010

Los cantos de una predilección fatal


Sentimiento somnoliento
¡Abre los ojos! La bruja de los sueños ya se fue, se llevó la embriagada caricia que escondía debajo de mi corazón. Mis párpados se han cerrado por la cobardía de mi desnudo sentimiento somnoliento que dilata mi pronunciado letargo de amor, provechoso para que me olvides; sospecho que voy a llorar, sin embargo, la cigarra me calma con un canto de sutil melodía, sosegado espero la carroña de aquel que come de tus carnosos labios. Los restos de tus suspiros humedecen los deseos imprudentes de pasión. ¡Ya no está! Y cuando prometió volver el putrefacto olor a mentira hizo acto de presencia, intuyo que en su maleta no se llevó mi suplicio, eso fue lo único que me dejó. La margarita de su pecho

Ya terminé de deshojar la margarita de su pecho, ese último pétalo que cayó permitió que dijera que me quiere, fue el desplome de sus pétalos la forma más hermosa de morir en su pecho lleno de caricias vacías. Una gran pesadumbre abastece las ansias de que florezca la margarita de su pecho para así hurtar la corola de las entrañas de su pérfida ofrenda. La lluvia no toca sus presurosas ansias de irse a revolcar en el viento que rompe en sus mejillas la sonrisa que malogra el más noble sentir. La combinación entre pasión y dolor adormecen los olores de los brotes de su tersa piel. Apocado deambulo al miedo que suscita mi devenir fatal que ha tocado la esencia de mis cantos que han armonizado la dicha de aquel último pétalo en que dejó escrito que me apetece.

Imprudente verdad


Temo decirte que la pujanza de mi corazón depende de las cadenas de tu pasión, deliro por una caricia, ofusco al olvido y me condeno adorarte sin objeción. Te doy libre albedrío sobre mi savia y te convierto en la titiritera de mi corazón. Emprenderé un viaje al pasado para pintar en mi recuerdo tu rostro, dispongo a mis luceros a no perderte en el alojo de mi afecto. Soy tu olvido y tu pasión, sólo no te quedes con las ganas de abrazar al otoño que exfolia el augurio de nuestro frenesí.

El canto del mudo


Me he quedado mudo, mi doncella ha extirpado mis aullidos pasionales, vivo en el estridente silencio del odio. Rosas blancas caen del cielo y me recuerdan que sólo escupo saliva que balbucea la amnesia fatal del gorrión que canta entre la ventisca. Sorprendo escuchando al sordo mis secretos y al ciego mirándote desnuda, caigo en reflexión de tu calumnia y canto con el sigilo más ruidoso, armonizo la penumbra y alumbro el callejón del olvido. Buscando tu vileza caliento al sol y humedezco a la lluvia, concibo tu desprecio y procuro decirte palabras silenciosas. Disimulo mi desconsuelo en turbulentas sonrisas de calamidad. Escudriño en los restos del cadáver de nuestra afición y comprendo que es tiempo de emprender un estado taciturno.
Odalisca

¡Sufre Odalisca! Ya no des a mamar tu sensual caminar, deja de exponer tu desnudo torso que desenfrena el instinto carnal, suplica por el alimento de tu desnutrido cuerpo, deforma tu cabello y formula la más calmada apelación de muerte. Coge los latigazos del acalófilo que se baña de tu mundano contoneo. ¡Ten miedo, Odalisca! El porvenir que habías formulado se ha caído por los besos que te han robado, ya no bailes tu destino que has quedado desabrigada. ¡Oh Odalisca! Te quedaste sola y en el más putrefacto destino.

La huida de las musas


Este es el vigésimo séptimo poema que te escribo, pero este ya no tiene el calor de mis musas que se fueron a esconder en el llanto del mar, ya es absurdo pensar en tus latidos, desconozco por qué ya no puedo rubricar que provocas un eclipse a mi corazón. Mi numen se ha puesto a lamentar la partida de la inspiración que te hacia suspirar; tirita de frio la pluma con que componía alegres coplas de tus besos y he perdido el mazo con que esculpía un monumento a tus labios que deseo. Me he quedado sin musas, he caído en lo más hondo de la desesperación que posterga la perdida de tu delirante jadeo.

Promesas de otoño


Ya se marchitó el indicio primaveral de tu afición, el viento corre y se ha llevado las hojas que caen de mis llorosos ojos. El cálido saludo del sol sonroja tus mejillas y alienta a que borres las huellas que te guían de regreso a mis brazos que se han endurecido por tanto esperar palpar tus finas manos. Resguardo mis ojos para no disparar miradas destellantes de pasión, paralizo mis manos en el aire para no tocar almas ajenas a la tuya y entorpezco mis pasos para que no se alejen mucho de tus pisadas, trago mi orgullo esperando al otoño que prometió arrastrar la maleza fatal del desamor.