La palabra es...

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domingo, 15 de agosto de 2010

Al deseo mismo

El siguiente poema es de Míkel F. Deltoya



Hagamos una cosa, olvídate del mundo, olvídemonos de los demás,
tú sabes a lo que me refiero, perdámonos entre la trascendencia y la gloria
entre el cansancio y el sosiego,
Yo te deseo.
Tomemos vino o tequila, hagamos el amor.

Ya no importan las formalidades, ni el movimiento,
seamos presa de un sólo momento.
El ritmo de la vida, será con su misma fuerza en que hace tornados,
tormentas, huracanes, el que te desnude.

Tu blanco y joven cuerpo quedará a los ojos de la noche,
y yo no podré pensar en otra cosa más.
Unámonos en un mismo fuego,
fundámonos como dos bloques de hielo en la lumbre,
Eres la tierra y yo la semilla.
Hagámos el amor, convencidos de que nada más viene,
perdámonos una noche, seamos posesos del festin de los deseos,
tu cuerpo y mi cuerpo se enrollan, como lejanas nostalgias,
y desciendo y me pierdo en tu cuerpo.

No me preocupas con tu pureza,
porque lo que aquí pase
aquí se queda, yo no miento por supuesto,
en serio lo digo, te deseo

Me pierdo en tus ayeres,
divinos menesteres,
Quiero hacerte mía todo el tiempo,
(Tu bien sabes que no miento)

Nuestros cuerpos se batirán como nubes en la ciudad
lo que pase mañana no importa nunca más
(Bésame como si fuera olvido, como de cartón)
Pido tu cuerpo a gritos, en la humedad de mi voz

Hagamos el amor, al deseo mismo, cubriremos con furor la sed
porque no hacemos nada más, sino perder,
Quiero estar contigo (Tu bien sabes que no soy nadie)
Quiero estar con tu cuerpo, en una sinfonía de pasión.
Calmemos ese deseo, saciaremos el fuego de la vida
y con ese mismo ardiente regalo de prometeo,
daremos paso al olvido, daremos fin al deseo.

http://versosdefenix.blogspot.com
Míkel F. Deltoya

miércoles, 11 de agosto de 2010

El Secreto de Eros

Enmudezco con el aroma a dolor;
con la piel abierta muevo al cielo,
son engañosos mis ojos de placer;
una hada propone el engaño.


El riesgo de destrozarte aún arde,
procuro llamarte “mi amor”
y el silencio ahuyenta la tormenta,
ya estás caminando descalza;
encomendado estoy a acompañarte.

Mentiras resguardan a la felicidad,
entiendo que el fuego disminuya
y el sueño muestre la verdad;
una vida es escasa y mi boca es muda,
crueles pensares para mi mente humana.

Ya estás desnuda y deseosa,
tu cuerpo es instrumento de tortura
ya no comprendo a mí aflicción
pero sé cambiar tus besos por caricias.

Desiertos de miradas y parladas
acompañan a la sonrisa de cada mañana.
Secretos sólo son una triste afonía,
que se endulza con torpes ilusiones.

lunes, 2 de agosto de 2010

La primera vez

—Te amo.

—Te amo.

Las manos se deslizan a la espalda, otras bajan al sexo, movimientos lentos, suaves… detonantes de los gemidos menos esperados.

—Espera…

—¿Qué pasa?

—Es que tengo miedo.

—¿Miedo de qué?

—De quedar embarazada…

En el silencio sólo se oye el sonido de los besos, sonidos suaves, hasta ricos. Una mano recorre el vientre, otra desabrocha una blusa. Ropa fuera. Cuerpos desnudos. Excitados. Queriéndose.

—No te preocupes, todo va a estar bien…

No se oye más. Sólo sonidos extraños. Nadie sospecha. ¿Ellos dos? ¿Ellos? Pero si esa chica se ve incapaz… y él también… pero ahora uno está encima de la otra, tratando de controlar las emociones de su cuerpo… sólo que todo es en balde, algo provoca que se mueva hacia adelante, con ganas, con verdadera satisfacción…

—Te amo, eres mi vida…

Y ambos sienten que están en las nubes, disfrutando realmente todo lo sucedido. Sus manos se acarician con ternura y los labios de ambos recorren con cariño las zonas menos esperadas. Todo está tan tranquilo en todas partes, nada existe… sólo ellos… fornicando.

amantes